
Estoy aquí,
¿no me oyes gritar?.
Te entrego mi alma,
mi sangre y mi ser.
Oh, luz eterna y perfecta,
diosa de la inmensidad,
me ofrezco a ti libre,
protege me en tu luz.
Me duele tanto el dolor del mundo,
duele tanto,
y me hace sangrar en trozos de locura.
Me hace respirar ácido,
y alimentarme de lágrimas,
de placer y dinero.
Me consume en su poder,
me destruye,
me hace caer.
Por favor, amor incomparable,
y diosa eterna,
dame tu mirada,
deja me vagar en ella.


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